viernes, 6 de diciembre de 2013

EISENSTEIN Y EL MONTAJE

Serguéi Eisenstein nace en 1898 en Riga (Letonia) y muere en Moscú en 1948. Fue director de teatro aunque, más tarde, se pasaría al cine. Trabajó en Rusia durante la instauración de los Soviets. Tenía grandes dotes de orador y dominaba varios idiomas.Tuvo varios encontronazos con líderes soviéticos pero siempre fue respetado porque para Stalin el cine era un medio de propaganda muy importante y, al fin y al cabo, Eisenstein también fue un ferviente comunista.
Este director no usó, casi nunca, actores profesionales para sus películas. Huía del individualismo ya que lo que le preocupaba eran las cuestiones sociales de la comunidad a la que pertenecía.
Eisenstein fue un pionero del uso del montaje en el cine. Para él, la edición no era un simple método utilizado para enlazar escenas, sino un medio capaz de manipular las emociones de su audiencia. Después de una larga investigación en el tema, Eisenstein desarrolló su propia "teoría del montaje". Sus publicaciones al respecto serían luego de gran influencia para muchos directores de Hollywood.
En lo años 30 viaja a Europa para investigar sobre el sonido en el cine, aspecto técnico que en Rusia va muy atrasado. Un dirigente de la Paramount americana lo invita a EE UU para dar conferencias y para rodar una película pero cuando se estrena su película La Línea General, los directivos de la productora se incomodan por sus ideas sobre el comunismo y la colectivización. Es expulsado de América y recala en Méjico, donde al principio es detenido, más tarde y por influencias de algunos intelectulaes, se le suelta y se le comienza a admirar. Empieza a rodar Viva Méjico pero no la termina porque deja de recibir los apoyos económicos necesarios. Se vuelve a Rusia, donde Stalin lo tendrá siempre como un potencial espía occidental. Muere a los 50 años después de sufrir un infarto de miocardio.

En cuanto a su obra se pueden destacar La Huelga de 1924, de apoyo revolucionario aunque él nunca estuvo conforme con ella porque le parecía demasiado teatral; Octubre de 1926, que cuenta el asalto al Palacio de Invierno durante la Revolución; Alexander Nevski de 1938, en la que relata las andanzas de este héroe nacional ruso, que derrotó a los teutones en el siglo XIII y y por la que se le concedería el Premio Stalin. En los años 40 decide hacer una trilogía sobre Iván el Terrible, la primera parte recibe premios soviéticos pero las dos partes siguientes serán prohibidas por el estado ruso.

 Pero, sobre todo, su gran obra por la que sería reconocido internacionalmente y por la que ha pasado a la historia del cine por derecho propio es Acorazado Potemkin de 1925. Se dice que es la película sobre la que más se ha escrito en toda la historia del celuloide. El planteamiento primero de Eisenstein era contar la huelga general desde Leningrado con la idea de hacer 8 capítulos sobre la Revolución desde distintas ciudades donde ocurren los hechos. Pero cuando llega a Odessa, para rodar el motín del Potemkin, decide centrar la película sólo en este tema.
En Odesa, buscó a los supervivientes de la masacre, e incluso localizó los dibujos de un francés que había sido testigo de lo ocurrido. Reescribió el guión y realizó diversos títulos para dirigir la acción. Aunque los medios eran pocos, gracias a una serie de experimentos técnicos (pantallas reflectantes, fotografía desenfocada y plataformas móviles entre otros) obtuvieron resultados asombrosos.
Eisenstein erige su película en 1.290 planos, combinados con genial maestría mediante un montaje rítmico. Considera innecesarios los movimientos de cámara, ya que el movimiento está determinado por la acción y por el montaje, por lo que son escasísimos, y sólo realiza varios travellings. Destaca la escena de la escalera, con 170 planos, en la que el pueblo es brutalmente agredido por las fuerzas zaristas y donde crea un tempo artificial, que hace que la secuencia dure más de seis minutos. Prescindirá de simbolismos intelectuales, y la película, con una espléndida fotografía en la que la masa se convertirá en la auténtica protagonista de la obra, acabará por ser considerada la primera obra maestra del cine soviético.

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